domingo, 25 de julio de 2010

Pleno

Quizás un cielo sin nubes alguna vez fuera una utopía; hoy no. El desorden de la habitación, la sonrisa imborrable del rostro agotado que te devuelve el pícaro espejo, los retazos de su olor: en efecto, anoche estuvo aquí. Y en la oscuridad de la habitación sólo se veía un sol, radiante y caluroso, un bello sol. Los rayos han calado en la tinta indeleble de este blog. No se ha ido.

Y no se irá, el sol ha vencido a la oscuridad. Prometeo nos ha hecho triunfar; Prometeo ha triunfado. O al menos, eso he de pensar en este cálido momento. Ya habrá tiempo para volver a explorar la oscuridad...

Es posible que lo utópico sea pensar en ello; vivirlo no. El momento es real. Por mi ventana veo esconderse el sol estival por el horizonte, sin ninguna nube acechando. No importa, no se ha ido. Está en esta almohada, a 30cm, a 75km o 270. Está, que se prepare el eclipse, pues ha de esperar.

viernes, 23 de julio de 2010

ying-YANG

Es la experiencia la que inicia la lucha irreverente contra el, en ocasiones, inocente idealismo. Son los amores crudos, marchitos, los que emborronan una eterna pizarra; mientra vírgenes corazones memorizan sus fórmulas incomprensibles. Guíate por tu propio latir, hay muchas fórmulas nacidas de un odio vengativo, oscuro. Pero no borres la pizarra, no tapies tus oidos. Lo marchito puede prevenir destinos firmes y, no obstante, aciagos.

martes, 20 de julio de 2010

Sonetillo

La noche es menos noche en soledad,
nada sin lucha entre cuerpos vencidos.
Placer, sublime arma de doble filo,
su ausencia siempre puede ser fatal.

Dicen que la distancia hace el olvido,
que hasta el tiempo acaba con toda huella.
Quizás no en muchas bocas hay verdad,
quizás el que pierde es que se ha dormido.

¡Vaya mentira! La mera distancia
no acaba con un ávido perfume
(a no ser que olvidar ya esté en gracia).

Aquel que, aún despierto, presume
de rebatir popular ignorancia
sonríe, suspira, sueña...y sufre.

lunes, 19 de julio de 2010

Ansiado nuevo viejo diario:

-Una lágrima resbala por mi mejilla, esculpida en arrepentimiento voraz, como amago de que el cansancio y el silencio han acabado.
-Sé prudente: no es la primera vez que cesan las sirenas.

"El hombre camina. Puede que tropiece siempre con las mismas piedras, o puede que un día abandone su tozudez y aprehenda la manera de esquivar todas y cada una de ellas. Ciertamente, da lo mismo. Dibujar una línea contínua sin tropiezos puede llegar a difuminar las propias pisadas, y olvidar el por qué de esa senda; en tanto que una caída a tiempo puede servir para despegar, volar entre chinarros y el embriagador aroma del sucio polvo olvidado.

Lo importante, caminante, es reconocer la piedra. Surcar ejércitos rocosos no sin distinguir cada uno de los soldados rasos que encontramos. Reconocer una china roída por el viento a la que nadie ve, y recogerla. Pasar ante la piedra más admirada por su robustez entre toda la insignificante grava, y que quede indignada ante tu sincera ignorancia: pues no es más que ninguna otra. Sentir las más imperfectas y por tanto más bellas chinas que se cuelan en tus zapatos: sonríe y tuerce el gesto ante tu real arrepentimiento.

Porque todo caminante necesita un toque de atención, más o menos explícito, cuando ignora lo que ha escrito. Y no olvides, que cada uno ha de tallar su propia piedra y nunca, nunca, guardarla para sí; sino soltarla en su hábitat natural. Entre la imperfecta y bella grava, tierra, hierba, arena.

Pequeño Hansel, suelta tus piedras, para que alguien pueda recogerlas."

sábado, 17 de julio de 2010

No sin, con

Cansino.
Casi-nefasto.
Asíndeton.
Monotonía por desinfectar.

Y sin comerlo (sí bebiéndolo), dos lúcidas mentes conectan en un instante eterno.

Con torpes y oxidadas líneas, con copas de más y alguna denigrante imagen conmovedora.

No es el porqué, para qué, cuándo ni dónde. Es con quién conectas, acompasas el descontrol. Con quién compartes cómplices sonrisas. Con quién conviertes un recóndito bareto en Macondo.
Con,

no sin.

lunes, 6 de julio de 2009

6-15

"Golpe a golpe,
verso a verso"


A escribir el Camino.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Tic-tac (de nuevo)

Una noche, un segundo. Un solo segundo que vale por toda una noche. Ya hacía tiempo que no corrían en sus relojes esos maravillosos segundos. Y sin embargo, ahora parecían retomar las agujas un sosegado, y también intenso compás descompasado. Esas agujas azuladas, esas pupilas, volvían. Extraño.

Su reloj estaba aún algo oxidado. Había comenzado a deteriorarse cuando paulatinamente se había acelerado el correr de los segundos. Las agujas llegaron a alcanzar ún ritmo tan alto y estable, que acabaron por cesar el compás, oxidando el mecanismo. Ya no había segundos.

Hasta ese segundo, en que el alcohol engrasó lo suficiente el mecanismo como para que corriese, como si nunca hubiese estado detenido, otro segundo. Incluso surcó su tiempo de nuevo otro segundo apenas una semana después.

Y ahora, el reloj oscila entre el seguir corriendo y su desarme, en el estancamiento de esas agujas, de esos ojos. De ese pestañeo, ese segundo, que aun sin saber cómo, dónde ni por qué, surgió. Intriga.

Viene entonces el artífice, el relojero, que paradójicamente siempre llega a deshora, a la mañana siguiente.

-No se preocupe. El reloj funciona a la perfección. No es ningún problema que marque los segundos tan de tarde en tarde (o de noche en noche). Es justo lo que debe hacer. Si alcanzase el leitmotiv que otros relojes suelen buscar, sus segundos se contagiarían de una rutina asesina, que acabaría por destruir el reloj. Y por otra parte, ya sabe usted que es imposible que una vez pase un segundo se pueda querer prescindir de un buen reloj. Sus agujas marcan el mejor ritmo que podrían marcar. Es usted muy afortunado.

Y así lo haría, o mejor aún, lo hará desde entonces. Su preciado reloj seguirá dejando correr los bellos, tiernos, y por supuesto, salvajes segundos. Pero no deberá nunca seguir un aburrido patrón.

Ya sólo queda sincronozar los relojes.